Este sábadp, la selección de Irlanda
salió con ganas de despedirse del torneo a lo grande, aunque sin posibilidades
ya, debían hacer un buen papel en su ciudad.
Por el contra, el equipo
galo no se podía permitir ganar la “cuchara
de madera”, símbolo del último equipo del torneo.
Relacionándolo con las cervezas, podemos comparar al equipo
del trébol, con una típica Guinness,
representante absoluta de Irlanda, aunque no de las mejores. Cuando te la pides
esperas reencontrarte con ese país, y al probarla, notas ese amargor torrefacto
de las maltas tostadas.
Pero al igual que le paso en este partido al equipo
irlandés, pasada la segunda parte no fueron capaces de marcar, la cerveza va
perdiendo su cuerpo y te das cuenta de que todo el amargor inicial, y la espuma
densa, se convierten en una cerveza con poco cuerpo, aunque nunca despreciable.
En el caso de Francia, empezó muy flojo el partido, muy
inferior al equipo del trébol,
compararía la Guinness con una Kronenbourg,
Pilsen muy flojita, con pocos matices.
Pero el equipo del gallo fue evolucionando hasta terminar en
una Belzebuth, una Golden Ale, con
13% de alcohol, para que no quede indiferente, y que el marcador se quede en
tablas, sin poder elegir cuál de las dos es la mejor, pero de momento tampoco
serán las peores.
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