Desde la famosa
fábrica de Kaiserdom, ubicada en Bamberg,que fue fundada en 1718, como dicen
ellos “desde que los cerveceros sólo usaban lúpulo, malta y agua”, viene la
Kaiserdom Kellerbier.
En esta ocasión
es una Kellerbier, cerveza sin filtrar, de ahí que el aspecto sea algo turbio y
tiene 4.8% de alcohol.
El color es ámbar
claro, característico de este estilo, semitransparente, porque estar sin
filtrar, quizá demasiado transparente para este estilo, y con tonos
anaranjados o caobas. Tiene burbujas medias que ascienden en cascada. La espuma es persistente y de color blanco.
El olor,
claramente maltoso, se deduce muy dulce y no se aprecia olor a lúpulo.
En cuanto al
sabor, el primer paso por boca es, efectivamente, dulce y con poco cuerpo.
Amargor ligero en boca y más ligero aún en el retrogusto. Predomina el sabor
dulce en el tiempo, aunque hay un equilibrio entre el amargor del lúpulo y el
dulce de la malta. Se aprecian notas a caramelo y miel.
El alcohol es
imperceptible, y es muy fácil de beber.
Tiene el sello de
agricultura ecológica.
En conclusión,
cerveza muy bebible pero el dulzor es tan predominante que hace que no sea
apropiada para cualquier hora del día.
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